miércoles, 16 de abril de 2008

Reflexiones sobre la inmigración y la ciudad (I)

Asumir el cambio



Tener que emigrar de tu país obligado por las circunstancias y la falta de unas perspectivas de vida mínimas, es un drama que sufren millones de personas que se ven forzadas a convertirse en inmigrantes económicos o refugiados en contra de su voluntad.

Ver y experimentar como tu barrio de toda la vida se transforma y se convierte en un lugar extraño con el cual cada vez te es más difícil identificarte, es un drama que viven miles de personas que ven como su lugar construido a lo largo de los años deja de pertenecerles y se les vuelve desconocido.

Las migraciones han sido históricamente y son en la actualidad motor de cambio social de las ciudades. Sin embargo y por desgracia, la historia de las migraciones se caracteriza no por unos movimientos poblacionales deseados y buscados, sino por la obligación y en muchos casos la desesperación de vida o muerte que generan las desigualdades sociales del planeta que genera sistema económico que lo rige.

Pero sobre todo, la migración supone cambio. Supone un profundo cambio para el inmigrante que deja su país de origen para llegar a un país desconocido y en muchas ocasiones muy diferente al suyo. Supone un profundo cambio para el ciudadano de la sociedad receptora que ve como la sociedad en la que ha crecido y se ha socializado cambia y se diversifica.

El punto en común entre el inmigrante y el autóctono, es que ninguno de ellos ha elegido dicho cambio, a ninguno de ellos le han preguntado sobre ese cambio. Sin embargo, llega un momento que ambos se juntan y se convierten en vecinos, en muchos casos muy a su pesar. Y así surge el conflicto, un conflicto que no es más que el reflejo de un proceso de cambio social, porque todo cambio social tiende a venir precedido de una situación de conflicto. Este clima de conflicto social se percibe y se vive en la ciudad, con diferentes grados, diferentes manifestaciones, algunas visibles y otras latentes.

Sin embargo, un punto de partida básico para superar esta realidad de conflicto es la de asumir la inevitabilidad del cambio. Desde el mismo momento que se produce la migración la realidad tanto del inmigrante como del autóctono que lo recibe se transforma y la vida anterior pasa a representar el pasado que no volverá a ser. Asumir el cambio no es fácil y necesita de un largo proceso de adaptación. Pero es el punto de partida básico para la cohesión social de la nueva sociedad que esta tomando cuerpo en nuestra ciudad.

1 comentario:

Laia Llobera dijo...

Em quedo amb això:

Sin embargo, un punto de partida básico para superar esta realidad de conflicto es la de asumir la inevitabilidad del cambio.


Ja saps que treballo amb això cada dia de la meva vida, i això em construeix, ens construeix a tots...

Una abraçada laztana